Entrevistada: Marta (es un seudónimo usado para la protección de la identidad de la entrevistada).
Entrevistadores: Martin Mowforth
Lugar: San Martín, El Salvador
Fecha: 19 enero 2019
Temas: Entrevista a Marta sobre sus experiencias como migrante en una de las caravanas de El Salvador hacia los Estados Unidos durante 2018
Palabras claves: migración; caravana humana; ‘coyotes’; pandillas.
Marta: ¿Desde dónde quiere que le diga?
Martin: De su salida de El Salvador, la primera caravana.
Marta: Yo me fui en la primera caravana donde iban los Hondureños. Yo salí de aquí del Salvador, el viernes 20 de Octubre y llegue digamos ya el domingo; porque llegue el domingo a las 2 de la mañana, yo estaba cruzando el Rio de Hietucumba [¿]. Me incorpore llegue al parque de Ciudad Hidalgo, allí estaban los de la caravana pues todavía no se habían levantado. Me ubique con mi nieto y un vecino que se fue conmigo también, y esperamos que se levantaran a las 4 de la mañana. Y se levantaron a las tres y media (3.30) y comenzamos a caminar tipo cuatro y media (4.30), hasta llegar a Tapachula.
Y así fue una trayectoria por todo el camino, quizás ahí como, no sé, no estoy segura si son 38 o 40 kilómetros de Ciudad Hidalgo a Tapachula; pero llegamos a las seis (18.00), como a las cinco y media (17.30) de la tarde llegamos a Tapachula. Ese fue el primer tramo que caminamos ya en la caminata. Le digo que era muchísima gente, digamos cuidados, yo digo cuidados porque andaba este, migración, andaban patrullas de migración, la policía.
Martin: ¿Había coyotes también o no?
Marta: Pues fíjese que los coyotes los descubrí cuando estábamos, ya habían…. Si, ya bastante que hago para llegar a Guadalajara. Allí estuvimos dos días y allí vi un señor que me pareció algo sospechoso, y comenzamos a platicar.
Le digo yo: “que se hace,” le digo yo.
“Que en este evento han de ir muchos coyotes con su gente, porque sé que por la misma situación de la caravana no podían pasar gente.” Y entonces: “Si, yo soy uno,” me dijo él. “Yo llevo ocho personas acá.”
“¿De verdad? ¿Y no le da pena?”
Le dije “Porque usted va cobrando un dineral por llevar a esta gente y los lleva acá. Y México les está dando comida, y usted les lleva acá.”
“Sí, pero solo es para pasarlos no más en la zona, hay una zona que no los dejan pasar, que hay que pagar; y tengo miedo que me los quiten también porque, …”
No sé, quizás los narcos, no sé. No me explicó bien.
“Este no los dejan pasar y me los pueden secuestrar. Y entonces aquí yo los voy a pasar tranquilos, yo aquí voy a ir con ustedes si quiera a otro estado más.”
Si cuando llegamos al DF, lo vi en dos ocasiones más, lo vi, pero nunca conocí a la gente que él llevaba. Lo vi porque él es de aquí, es salvadoreño y yo lo había visto, ya lo había visto en México.
Martin: Y ¿Qué hacía Tijuana?
Marta: Pues, ¿en Tijuana?
Martin: Sí.
Marta: Pues sí, cuando llegamos ya al DF, ya los mandaron para Tijuana. Allá los recibieron en el auditorio de Benito Juárez. Allá nos dieron donde estar, allí llegamos todos, nos hospedamos. Bueno, en mi caso, yo no entre, cuando llegue no entre porque llevaba el niño, y el niño pues yo no lo había registrado en toda la caravana. Siempre trataba de evadir cuando estaban pasando listados. Porque no quería que él ya entrara fichado, que iba de la caravana a los Estados Unidos; en primer lugar que no me lo lleve porque yo quise, sino que porque el niño ya estaba haciendo, me lo querían obligar las pandillas a andar con ellos. Porque es un niño ya de 15 años, pues aquí en el Salvador cuando ya ven jovencitos, ya que están siendo hombrecitos pues los quieren obligar a andar en las pandillas; y yo tenía ese miedo. Y ya se lo había contado a la mama yo, y me dijo “mira mama al haber una oportunidad en la caravana.” Y gracias a Dios se dio y así fue como yo me lo lleve, que sentía yo de que le estaba salvando la vida; porque él que se mete en pandillas ya solo tiene las 3 opciones: la cárcel, el hospital y el cementerio. Pues me lo lleve, gracias a Dios, le digo yo.
Desde que comenzamos a entrar en México, fue de que México, donde quiera que llegamos en las calles ahí andaban los camiones con agua, con fruta, comida. Y donde llegábamos a dormir ahí estaban los médicos, ahí pasaban toda la noche con nosotros. Fue algo, para mí fue una aventura muy bonita y le doy gracias a Dios porque a lo menos yo no sufrí como otras personas sufrieron.
Me da, porque sabemos si yo me voy en un evento de esos, yo me fui, voy a una caravana, yo no sé si va a haber comida, o no va a haber comida, a donde voy a dormir, si me van a regalar agua. Uno va dispuesto a todo, pero.
Y también en la caravana tiene dos objetivos uno es: vaya uno se incorpora a la caravana y es cruzar México sin problemas. Porque hay organizadores que van hablando con las autoridades para que dejen el paso libre, vaya y no va gastando gracias a Dios, pues no va gastando. El otro es el punto final que es cualquier frontera. A nosotros nos llevaron a Tijuana y allí, como decimos aquí en nuestro país “calabaza, calabaza, cada quien por su casa”. Entonces allá, el que tenía familiares lo llevaron a recoger, otros se han quedado allí esperando documentos, otros que están queriendo entrar a Estados Unido. Y yo como mi objetivo era llegar allí a Tijuana, rebuscarme como iba a hacer para que ese niño pudiera entrar a Estados Unidos, y con la ayuda de Dios, y que mi hija también tiene contactos allí, el niño lo logre entregar en manos de unos abogados que tienen una casa allí en Tijuana; allí lo fuimos a dejar y allí estuvo como 15 días. Después vino, bueno tuvo la mala suerte que el día que yo me vine para El Salvador, él iba a entrar en Estados Unidos y lo agarro migración Mexicana y lo tuvieron 5 días preso, allí en la frontera; pero los mismos abogados lo fueron a sacar. Pues allí se estuvo el niño otros 15 días, porque vino una congresista de casualidad, una congresista amiga de una reportera que es amiga de mi hija, de la mama del niño. Entonces ella le dijo, “mira, si vas para México a ver los emigrantes, ¿no vas a ir a verlos? Como no voy a ir, voy a ir a Casa Venta; andad y traerme a Vladimir,” le dijo, porque es el hijo de Verónica. Es un caso que lo llevan ellas siguiendo desde que ellas ven la caravana, entrevistas, de repente me dice: “mama, me van a entrevistar.” A mí también, yo también fui entrevistada muchas veces por reporteros que venían de Los Ángeles para Tijuana. Y así fue como el niño, una congresista lo vino a sacar de allí lo paso delante de migración. Así que el niño está en la Florida, esperando de que un día tome un avión y me diga mama ya salí.
Todavía no estoy completamente feliz, quería ver a mi hijo que ya salió, porque todavía está en lo de inmigración. Pero tengo fe en Dios, que nuestra caminata, el sacrificio, el esfuerzo que hicimos – porque aguantamos tormentas, si aguantamos, dormimos en la calle, pero….
Martin: ¿Y regresaste? ¿Cómo?
Marta: Yo regresé cuando ya yo había entregado al niño y le dije a mi hija, “hija yo ya no tengo nada que hacer yo acá, el niño ya está en manos de las autoridades que lo van a cuidar, que te lo van a entregar a la migración norteamericana. Yo me voy a mi país. Entonces, yo compré un boleto directo desde Tijuana a Tapachula, de Tapachula a Guatemala, y de Guatemala a El Salvador. Y así es como yo estoy aquí dándole gracias a Dios.
Martin: ¿En bus?
Marta: En bus. Que viaje en la caravana y nadie me va a dar mentira ya sé cómo es el proceso. También sé cual es la caravana buena.
Martin: Una aventura.
Marta: Pues una aventura
Martin: Pero quiere hacerlo otra vez? ¿o no? ¿Probarlo otra vez?
Marta: Pues fíjate que si se diera el caso, vaya por ejemplo, yo tengo dos nietos y me dijeran que tuvieran problemas y quisieran unirse a una caravana, si lo volvería hacer. Porque uno de madre trata la manera de ayudar a los hijos todo lo que uno está al alcance. Y vi, pues que en la caravana mientras uno va con Dios, y va cerca de la gente organizadora, yo siempre iba cerca de la gente donde iban los periodistas, donde iban la autoridad y los organizadores; siempre trataba de estar cerca de ellos. Y me montaba en los camiones que emigración tenia para que nos dieran ‘riders’. Porque uno que parara al grupo de nosotros mismos yo no me subía porque se perdió mucha gente. Mucha gente, se perdió un furgón lleno de gente, lastimosamente como iban tantos no se notaba, pues se perdieran 100, no notábamos porque íbamos más de muchos miles de personas. Pero si hubiéron muchos rumores, yo no lo vi, no le voy a decir si es cierto, porque yo no vi, yo oí los rumores. Nos se quisieron roban niños también, fueron rumores para mí, porque yo no vi, yo no voy a hablar porque yo no vi. Si se acuso a un ordenajo de gente a la noche que se querían robar algunos niños pero no, no puedo asegurar que fue cierto porque yo no lo vi. Era muchísima gente, como para estar ahí pendiente de todo. Pero gracias a Dios todo me salió bien.
Martin: Entonces muchísimas gracias y suerte en el futuro.
Marta: Si, ya le digo yo, yo soy una mujer bien aventada.
Martin: OK, gracias.